23 ago 2011

¿Qué es la Inclusión Social?

Autor:  Marco Antonio Plaza Vidaurre
Investigador y docente universitario           
22 de Agosto del 2011

Últimamente la expresión de moda es “crecimiento económico con inclusión social”. Este término acompaña a todos los políticos como si de un rezo se tratara. Se ve muy mal, o mejor dicho, se escucha mal al oído de una persona “con sensibilidad social” decir crecimiento económico con generación de riqueza. Eso huele a neo liberal, a ideas totalmente desconectadas del problema social,  alejadas de los más pobres y como un símbolo del fracaso de las últimas décadas por la sencilla razón que actualmente hay demasiada pobreza. No utilizar esta ”expresión” lo puede volver a uno un ser malvado y un canalla capitalista, insensible al dolor ajeno que debe ser “excluido” del análisis económico y político sin más vuelta que darle.
El 21 de agosto el director del diario El Comercio, Francisco Miro Quesada Rada, publicó en su columna de editor un interesante artículo sobre la inclusión social. Cito uno de los párrafos:
“Para lograr la inclusión social se deben aplicar políticas que, en primer lugar, generen el acceso a la riqueza para todos los peruanos y esto se logra con inversión privada y pública. El trabajo, la posibilidad de acceder al trabajo con un salario digno, es el primer paso para la inclusión social, porque significa un gran progreso para la reducción de la pobreza. No puede haber inclusión social sin una pronta distribución de la riqueza, para que los peruanos seamos protagonistas en el acceso al proceso productivo de la nación. Mientras continúe la pobreza, que es cierto se ha reducido, no podrá haber inclusión social”.
 En adición, la semana pasada, el mismo diario publicó el 21 de agosto algunos resultados de la mesa redonda sobre la inclusión social y la desnutrición infantil, liderada por el director antes mencionado, donde se señala que en orden de prioridad, se encuentra en primer lugar la desnutrición infantil y en segundo lugar, la pobreza.
No cabe duda que es muy bueno que las autoridades y diferentes medios de comunicación se preocupen por esta situación de pobreza, extrema pobreza, exclusión social, desnutrición infantil y cómo lograr la inclusión social. En este caso todos esto son fines, pero el tema de fondo, a mi modo de ver,  son los medios para lograrlos, y ahí me parece que está la debilidad de lo que se está discutiendo intensamente.
Se dice mucho de aumentar el presupuesto y el gasto para lograr los fines. Pero me parece que no se toca el tema de fondo y se ha caído en un raciocinio circular donde se da vueltas y vueltas sobre el mismo tema, que no es nuevo realmente, y no se llega al meollo. Por ejemplo, si le digo a un niño que sea bueno, y él pregunta cómo debe hacer, yo le podría decir, que no sea malo, y si él me pregunta cómo debe actuar para no ser malo, yo le podría decir que sea bueno. De igual manera yo puedo decir que hay exclusión porque hay pobreza, y hay pobreza porque hay exclusión. Esto es caer en un loop como dicen los informáticos cuando el programa se cuelga y de vueltas y vueltas de una sentencia a otra y tenemos que apagar la computadora o reiniciarla.
Pero veamos el tema de fondo. De lo planteado en la cita antes referida y en lo que se refiere a la mesa redonda antes mencionada, se puede observar que es el gobierno a través de la política pública que va a disminuir la exclusión, lo que en buen romance significa inclusión social; que disminuirán la desnutrición infantil y la pobreza. Sin embargo, estas argumentaciones de manera implícita nos dicen que el crecimiento económico, que es consecuencia de la acción empresarial, no es suficiente y está en segundo plano para atacar los males antes señalados y que es el gobierno el que tiene que actuar. En el mejor lenguaje de un socialista, el mercado genera exclusión y por tanto pobreza, y sobretodo que estos pobres nunca podrán disfrutar de las bondades del crecimiento económico porque es como una especie de maldición que llevan sobre sus hombros generación tras generación.
Pero ¿qué es el mercado? Me atrevo a decir que los que plantean esto último es porque lo ven como las tiendas Wong, Ripley e Hiraoka, donde los incluidos sí   pueden comprar y el resto no. Pero el mercado es más que aquello, pues, es la interacción entre los seres humanos para satisfacer sus necesidades, donde una parte son aquellos que ofrecen su fuerza de trabajo y la otra parte, los empresarios que conjuntamente con el capital y la mano de obra producen y venden. Ahora bien, ¿acaso esta acción por parte de los seres humanos es excluyente? La respuesta es un categórico No. Por tanto lo que se necesita son más transacciones de compra y venta entre los individuos o si queremos llamarlo de otra manera, se requiere de más mercados. Pero retornemos a los conceptos de inclusión social.
Supongamos que el gobierno es eficaz y reduce la desnutrición infantil a través de la distribución de bienes y servicios en lugares focalizados. Esto sí podría ser efectivo pero para casos extremos. Si le damos leche a todos los niños en los  lugares más pobres del país, es cierto que la desnutrición disminuirá, pero, ¿por cuánto tiempo? Y aquí está el tema de fondo, ¿Cuánto tiempo deben durar estos programas? Pues deben ser vistos cómo una inversión social, que tiene un inicio y un fin. Si no recordemos la ley de los pobres en Gran Bretaña, que al final éstos tuvieron más hijos, los salarios reales bajaron y acabaron en revueltas y fue anulada esta ley. (Excelente explicación en “Economía Política” de John Stuart Mill). Y no hay necesidad que nos vayamos siglos atrás, pues, acá en Lima, hemos visto cómo se lleva a cabo el programa del vaso de leche el que se ha convertido en una fuente de trabajo y donde gente adulta  recibe una ración de leche. En una oportunidad se intentó disminuir el presupuesto para tal programa, y en pleno centro de Lima hubo disturbios y paralizaron todo el tránsito, y ¿y quien reclamó? Aquellos que  reparten la leche ¡oh maravilla! Y en un reportaje televisivo hace unos años se descubrió que una señora repartía leche en un distrito limeño de clase media como unos diez años y que jóvenes adultos se acercaban a su casa de esta señora con una jarra a recoger la leche. Y así otros casos.
Volviendo al tema de fondo, el caso de la inclusión es demasiado complejo, porque ¿quién podría decir si una persona es excluida? Teniendo en consideración que dos tercios de la oferta laboral es informal ¿No es el gobierno en las últimas décadas que incentivó la informalidad con sus políticas ineficientes y por tanto excluyó a los trabajadores de la  formalidad dejándolos sin pensión y salud?
Ahora bien, si el gobierno quiere desarrollar más programas asistencialistas como parte de su política, está en su derecho, pero lo que tiene que reconocer es que tiene que tener más recursos, y esto solamente se logrará si recauda más dinero. Y para lograr esto no hay otro camino que el crecimiento económico que tiene como base la libertad económica.
El análisis lo podemos desdoblar en dos partes, que al final llegan al mismo puerto. Primero, asumimos que el desarrollo de más mercados crea las condiciones para la disminución de la pobreza; por tanto deberá incentivarse  la libertad económica y el crecimiento económico absorberá cada vez a más gente mejorando su calidad de vida. Segundo, asumimos que el gobierno a través de su política pública disminuye la pobreza. En este segundo enfoque también se requiere del crecimiento económico para que el gobierno tenga más recursos. Luego, podemos plantear que en cualquiera de los casos no se puede prescindir del crecimiento de los mercados a todo nivel.
Por tanto no puede existir un crecimiento económico excluyente, pues, el tema es al revés, éste crea las condiciones para que cada vez más gente tenga mejor calidad de vida. 
El problema de fondo es la pobreza y no la exclusión y por tanto el esfuerzo debe ser dirigido en crear condiciones para el desarrollo de más mercados y no en la inclusión social.  Esto se logra con más capital, mejor mano de obra, mejor infraestructura, un  poder judicial competente y seguridad ciudadana. Solamente así, el gobierno, vía sus políticas públicas, podrá paliar los efectos perniciosos de la pobreza. La causalidad correcta es la siguiente:
CRECIMIENTO ECONÓMICO- MAYOR RIQUEZA - MENOR POBREZA – INCLUSIÓN SOCIAL
Y no al revés como se cree en muchos círculos intelectuales.