Las
escuelas de economía se diferencian, entre muchos aspectos, en la visión
temporal con la cual enfocan los procesos económicos. Como ejemplo tomemos dos
tipos de escuelas, una liberal, la austriaca, y otra menos liberal y
concentrada en la intervención del gobierno en la economía, la keynesiana[1].
En
esta última, la actividad económica depende del consumo de las familias y de la
inversión de las empresas en bienes de capital incluyendo al gobierno e
instituciones del Estado. La suma del
consumo e inversión forman lo que se conoce como la demanda agregada.
Se
piensa, bajo esta concepción económica, que el gobierno tiene la llave maestra
para estimular la actividad económica. En tal sentido, cada vez que se
incrementa el gasto público, se expande el producto bruto interno. Esta lógica
se inspira en el principio de la demanda efectiva de la teoría general de
Keynes, que en términos generales consiste en que la demanda agregada es la que
define la producción agregada.
Este
enfoque no visualiza las diferentes etapas por la que pasan los bienes
intermedios para convertirse en un bien de consumo o de capital dado que su
atención está en los bienes finales.
La
escuela austriaca tiene otra concepción de los procesos económicos. Una gran
diferencia es que dan por descontado que las variaciones de la demanda, a nivel
microeconómico, influye en la producción de las empresas en el corto plazo. Parten
de la premisa que los mercados tendrán oscilaciones pero que tienden al
equilibrio.
Es
por tal motivo que en su teorización no contemplan que una variación del gasto
del gobierno estimula la demanda agregada porque para ellos esta variable
simplemente no es relevante. El razonamiento no es agregado, muy por el
contrario, es a nivel mercados e individuos.
Cuando
el gobierno aplica una política contracíclica[2], muy en
boga en los círculos académicos y políticos, los liberales se preguntan, ¿qué
mercados están siendo estimulados?, ¿qué artículos son los que se ven
beneficiados como consecuencia del mayor gasto del gobierno?, ¿acaso se expande
la demanda de todos los bienes de la economía?, ¿se genera trabajo en todos los
mercados?[3], ¿serán
eficientes las inversiones que se están efectuando?
Hayek[4] explica la
estructura de la producción donde señala la importancia de considerar todos los
procesos de transformación de los bienes intermedios hasta convertirse en un
bien final. En adición planteó como una política económica interventora, como
por ejemplo una expansión monetaria con una disminución artificial de la tasa
de interés, distorsiona los mercados y trae como consecuencia que en el mediano
y largo plazo la economía no cuente con los recursos que le permita expandir la
oferta de bienes de consumo. Para tal fin, utilizó lo que hoy en día se ha
convertido en un instrumento analítico de los economistas de la escuela
austriaca, conocido como el “triángulo hayekiano”. En esta figura se visualiza
las diferentes etapas donde se van transformando los bienes intermedios hasta
que se convierten en un bien final. En adición se observa como los bienes
intermedios adquieren más valor económico a lo largo de la cadena de producción[5] hasta llegar
a la etapa final.
Lo
sorprendente de esta explicación es que el gasto total que se efectúa en los
procesos anteriores al del bien final es mayor al relacionado a los bienes de
consumo y duraderos. Luego, el producto bruto interno no refleja toda la
actividad económica[6].
Siguiendo
a Hayek, cada bien final que se vende en el mercado ha consumido tiempo. Por
tanto la producción de bienes finales no es instantánea, pues, hay toda una
cadena de producción secuencial. No tiene sentido económico concentrarse
solamente en la última etapa de la producción como si fuera la más importante o
quizás la única.
Otro
aspecto interesante es que en cada etapa de producción existen mercados donde
se efectúan pagos a los factores productivos (tierra, mano de obra y capital) y
se obtienen ganancias empresariales. Los
capitalistas estarán atentos para saber en qué etapa de la producción se
originan las mayores ganancias. Si la diferencia en éstas es considerable,
entonces éstos invertirán allí donde se gane más.
Luego
habrá desplazamientos de mano de obra y recursos económicos hacia las etapas de
producción con mayores salarios y ganancias. Cuando las inversiones se
reorientan a las primeras etapas de la producción, entonces la cadena de
producción se vuelve más tecnificada. El resultado será que en el mediano y
largo plazo, la sociedad tendrá a su disposición una mayor cantidad de bienes
de consumo. Se sacrifica consumo presente por un mayor consumo futuro. La
estructura de capital varía con la gran ventaja que los factores productivos se
tornan más productivos dado el mayor stock de bienes de capital.
Comparando
las dos escuelas antes mencionadas, la keynesiana tiene una visión de corto
plazo mientras que la escuela austriaca visualiza el mediano y largo plazo. La primera
se concentra en la producción de los bienes de consumo, la segunda analiza las diferentes
etapas de la producción dando importancia inclusive a las más alejadas de los
bienes finales.
El
resultado de una política económica inspirada en el keynesianismo será que las
inversiones se concentrarán en las últimas etapas de la producción dado que la
demanda de estos bienes está siendo estimulada. La consecuencia es que la
producción se vuelva más intensa en bienes de consumo y menos intensa en
procesos productivos más tecnificados.
Mientras
que el enfoque keynesiano plantea que se debe consumir y gastar más para
reactivar la demanda agregada (corto plazo), el enfoque austriaco plantea que la
sociedad podrá consumir más en el futuro siempre y cuando hoy ahorre e invierta más en procesos alejados del consumo
(largo plazo)[7].
Si
el gobierno estimula la demanda agregada entonces los recursos se reorientarán
hacia bienes finales dado que se vuelven más rentables producirlos y venderlos.
La consecuencia es que en el corto plazo la sociedad tendrá más bienes finales
(menos ahorro) pero en el mediano y largo plazo, no dispondrá de una mayor
cantidad y variedad de artículos para satisfacer las necesidades crecientes de
la sociedad.
[1] Mainstream es el
pensamiento económico y teorías que predomina en la academia y en la política
económica. La escuela keynesiana es parte del mainstream en una gran intensidad.
[2] Cuando la actividad
económica disminuye (aumenta) y la producción bruta interna es menor (mayor)
que la producción bruta interna potencial, la política fiscal se torna
expansiva (contractiva), vale decir, la tasa de crecimiento del gasto público aumenta
(disminuye). El término potencial se refiere al crecimiento normal o tendencial
de la economía. Por tanto una política contracíclica se inspira en la
existencia de esta variable que al final de cuentas es un cálculo estadístico.
[3] En estas preguntas no se considera el tema financiero, dado que una
buena pregunta sería la siguiente, ¿cómo financia el gobierno el déficit fiscal?
[4] Fuente: Precios y producción, 1996, Ediciones AOSTA, Madrid. La publicación de este libro fue en 1931, cinco
años antes de la Teoría General de la Ocupación, el Interés y el Dinero de John
Maynard Keynes. En dicha década existió un gran debate entre ambos notables economistas, que aunque parezca increible, sigue vigente.
[5] Esta cadena de producción se puede sintetizar en los siguientes procesos: obtención del
recurso, producción o transformación, distribución y consumo. Es en la etapa de
producción donde los procesos se pueden volver más tecnificados y productivos.
[6] En los textos de economía
se plantea que no se consideran los bienes intermedios en la
estimación del PBI para evitar la doble contabilidad. Sin embargo, en las diferentes
etapas se efectúan una serie de pagos entre empresas como es el caso de salarios
y factores productivos; en adición se forman ganancias empresariales. Todos
estos gastos son mayores que el gasto en bienes finales (PBI). Basarse
solamente en el PBI como indicador de la actividad económica es dejar de lado
toda la actividad económica previa a la producción de bienes finales.
[7] Hayek definió a la
economía keynesiana como la economía de la recesión.