22 may 2011

Desborde Inflacionario

Un fantasma amenaza nuestro consumo: la inflación
Autor:  Marco Antonio Plaza Vidaurre
Investigador y Docente universitario                                            20 de mayo 2011

La mayor parte de la población sabe lo que es la inflación muy en especial aquellos que la hemos  vivido intensamente. No es necesario recibir una explicación académica ni ser un estadístico para comprender lo nefasto que es la inflación para el bienestar de nuestros hogares. La economía peruana tuvo en los años ochenta, niveles de inflación que hoy en día serían inimaginables.

Si recordamos, en el año 1989 y 1990 la elevación de los precios fue aproximadamente del 3,000% y 7,000%, respectivamente. ¿Cómo fue posible esto?¿Acaso no habían economistas, en el gobierno de turno, que medianamente informados podían ser conscientes que aquella situación llevaría al colapso al sistema de precios? Claro que sí, teníamos profesionales muy bien informados. Entonces, ¿qué sucedió? La respuesta es la siguiente: la creación excesiva de dinero para financiar el gasto público fue una decisión política.

Si bien es cierto, en estos tiempos, dudo que la inflación llegue a las cuatro cifras, sin embargo no estamos tan lejos de las dos cifras.

En el cuadro de abajo tenemos la inflación al mes de diciembre (anual) del año 2008, 2009 y 2010 y la inflación acumulada al mes de abril del año 2011. Tenemos la inflación utilizando el índice de Precios del Consumidor (IPC), la inflación sin considerar el precio de los alimentos ni de los combustibles y finalmente la inflación utilizando el Índice de Precios al Por Mayor, IPM, que a diferencia del IPC, incluye insumos para la producción.

Mes
Inflación con el IPC (%)
Inflación (IPC) sin alimentos (%)
Inflación (IPC) sin alimentos ni Combustibles (%)
Inflación (IPM) (%)
Inflación subyacente (%)
Dic 2008
6.65
3.86
4.25
8.79
5.56
Dic 2009
0.25
-0.07
1.71
-5.05
2.35
Dic 2010
2.08
1.87
1.38
4.57
2.12
Abr 2011*
2.17
0.96
0.77
3.43
1.14
*Para el mes de abril, se considera el valor acumulado en el año
FUENTE: Estadísticas del Banco Central de Reserva del Perú

Se aprecia en el cuadro de arriba que en el año 2008 la inflación con el IPC fue de 6.65% y con el IPM, llegó a un mayor valor  de 8.79%. En el año 2009, la inflación fue reducida como consecuencia de la desaceleración del consumo, la caída de las inversiones y exportaciones. En el año 2010, la inflación retornó a sus valores normales. Sin embargo, en lo que va del año 2011, al mes de abril, la inflación acumulada según el IPC fue de un valor de 2.17%, y la inflación con el IPM, fue  3.43%. La inflación subyacente, que es aquella que no considera alimentos con una gran variabilidad, tuvo una cifra de 1.14% al mes de abril. Es decir, todos estos tipos de inflación arrojan resultados que pueden considerarse preocupantes si los comparamos con escenarios con baja inflación.

Teniendo en consideración que la meta inflación es de 2%  en términos puntuales, y debe mantenerse en un intervalo de 1% y 3%, entonces, la autoridad monetaria está lejos de cumplir su meta anual dado que en los primeros cuatro meses del 2011, la inflación ha desbordado la meta anual.

Si asumimos  que la tendencia en el primer cuatrimestre se mantiene en lo que queda del año,  y con un sencillo cálculo al mejor estilo del interés compuesto, entonces la inflación anual del 2011 podría ser de un valor superior al  6%, muy parecida a la inflación del año 2008.

Si tenemos en consideración el límite superior de la meta inflación, es decir, 3%, entonces en cada uno de los meses que resta del año, es decir, de mayo a diciembre, la inflación promedio tendría que ser un valor de 0.10%, por cierto, un monto muy inferior al que se ha venido presentando en cada uno de los meses anteriores: enero 0.39%, febrero, 0.38%, marzo, 0.7% y abril 0.68%; y para que la inflación en el 2011 sea de un valor de 2%, la inflación mensual deberá ser de un valor de -0.02%. En otras palabras, para cumplir con la meta inflación anual del 2%, la inflación mensual tendría que ser en cada de los meses restantes del año casi cero por ciento.

Como se puede observar, la inflación se ha convertido en un dolor de cabeza para la autoridad monetaria, pero un problema para nuestros hogares, pues, la elevación de los precios afecta nuestro consumo y ahorro, nuestro planeamiento de gasto futuro, la rentabilidad de las inversiones, nuestra calidad de vida actual y futura y lo más preocupante, desconfianza en la política monetaria.

13 may 2011

Sobre el sueldo mínimo

El concepto del sueldo mínimo responde a lo que se conoce en la teoría económica  como “el precio piso”, y se da cuando la autoridad fija un precio y las empresas no pueden vender el bien que producen por debajo de este límite.  Por lo general, el precio piso es mayor al precio que tendría un bien en el mercado. El aplicar un precio piso responde a una política económica de control de precios.  Obviamente que esta política de precios es la antítesis del libre mercado  y de la correcta asignación de los recursos en una economía. El objetivo de esta medida es proteger al productor sin importar afectar al consumidor.

Cuando la política económica contempla aplicar el control de precios al mercado de trabajo  es porque está asumiendo que éste es , homogéneo, formal, con un solo tipo de trabajador y un único sueldo, es decir,  un mundo propio de una maqueta diseñada por un brillante arquitecto. Pero, los mercados en general y sobretodo, los de trabajo, (no es uno, son miles) son dinámicos y complejos donde las pequeñas empresas demandan mano de obra y las personas ofrecen su fuerza de trabajo. En el primer caso, las empresas para ser eficientes, contratan un trabajador más mientras el costo de contratarlo, es decir, el sueldo, es cubierto por la contribución a la producción  de este trabajador,  y en el segundo caso,  las personas, decidirán trabajar más, mientras  el bienestar que  tendrán con el ingreso adicional compense la fatiga o pérdida de bienestar propio del trabajo adicional.  En tal sentido, para la toma de decisiones, las empresas consideran la productividad de los trabajadores potenciales y los trabajadores consideran el bienestar del ingreso adicional.

Sin embargo, el problema actual no es el sueldo mínimo, pues éste  existe en la mayoría, o en todos los países del mundo, sino, es el aumento como parte de una política económica improvisada. Y lo que se observa normalmente es que los gobernantes  utilizan este tipo de sueldo como una especie de campaña política para ganarse  parte de la población.
Mas, ¿Qué objetivo tiene aumentar el sueldo mínimo?¿Es un asunto de justicia o simplemente un asunto político? Desde un punto de vista práctico y ético, es justo que las personas ganen por lo menos un sueldo que les permita satisfacer sus necesidades básicas y las de su familia. De esto no hay duda, pues, habría que ser lunático para no comprender este gran problema social que aqueja a economías como la nuestra con un gran porcentaje de la población en un nivel de pobreza.
Pero es importante resaltar que, dado el objetivo político o humanitario, si queremos llamarlo así,  de incrementar  el sueldo mínimo sin ningún criterio técnico, y más allá de ser una buena noticia para muchos incrédulos, esta medida económica empeora las cosas porque intensifica las distorsiones en los diferentes mercados de trabajo alejando de la formalidad a quienes se pretende ayudar. Este es el meollo del asunto.
Si razonamos en términos económicos, podemos argumentar que aumentar el sueldo mínimo no es la solución para mejorar la capacidad adquisitiva de los más pobres. La explicación es la siguiente: cuando el gobierno aumenta el sueldo mínimo, se producen varias reacciones, primero, los que son informales, lo seguirán siendo, segundo, una parte de los formales que ganaban el sueldo mínimo, verán aumentado sus ingresos, y tercero, el resto de formales pasarán a la informalidad, por la sencilla razón que muchas empresas no podrán pagar el nuevo aumento.  Por lo tanto, aumentaría la cantidad de trabajadores informales.

Ahora bien, ¿bajo qué circunstancias sería eficaz aumentar el sueldo mínimo? Sería eficaz esta política si se conoce la oferta y la demanda de los diferentes mercados de trabajo de personas muy poco calificadas, y esto, valgan verdades, es humanamente imposible. Quizás en una economía con poquísima informalidad que se caracterice porque todos los trabajadores estén debidamente registrados y cuenten con los servicios básicos de salud y sean futuros pensionistas, se podría ir adecuando el sueldo mínimo a la realidad, es decir, al sueldo que se paga en los diferentes mercados.  Pero en un economía que ocupa los primeros puestos de la informalidad en el mundo, y es la campeona en el continente americano, realmente aumentar el sueldo mínimo es un cuento de Hadas, es un engaña muchachos, una mentira piadosa, o un discurso populista sobretodo si se trata de candidatos a la presidencia de la República.

Podemos plantear luego de esta breve explicación que, aumentar el sueldo mínimo de manera desproporcionada a lo que realmente se paga en los diferentes mercados de trabajo no es más que una aventura política sin ningún fundamento económico. La solución no es aumentar el sueldo mínimo por decreto, sino, que los sueldos se vayan incrementando a medida que las empresas demanden más mano de obra en los diferentes mercados, y para ello, se requiere de una estrategia integral de ir reduciendo la informalidad a través de incentivos a las pequeñas empresas de tal manera que no sea caro contratar ni despedir trabajadores formales, y que les convenga más tener empleados y obreros formales.