31 ago 2012

¿A quién le echamos la culpa de la inflación de alimentos?


En la primera quincena de agosto del presente año una de las noticias que más circularon en los diarios y programas televisivos fue el alza de los precios de los alimentos. La primera señal viene de las amas de casa que compran todos los días sus alimentos. Y nosotros también, pues no estamos excluidos del fenómeno inflacionario Pero esto no es novedad amigo lector,  porque lo he venido diciendo en otros artículos[1] publicados en este blog.

La inflación más que un fenómeno monetario como nos dijo brillantemente Milton Friedman, es a mi modo de ver, una sensación angustiante que se vive no solamente todos los días sino que se convierte en una desesperanza toda vez que vemos nuestros ingresos futuros venido a menos.

Entonces las preguntas de rigor son: ¿por qué suben los precios si la producción está creciendo? ¿Acaso la demanda de alimentos se expande mucho más que la oferta de los mismos? En todo caso, ¿por qué? No tenemos las respuestas al momento ante tales angustiantes preguntas y solo podemos recurrir a la teoría cuantitativa del dinero, en sus diferentes vertientes, que de alguna manera nos explica las razones por la cual la inflación se acelera. Pero lo que más se escucha y lee es que la culpa la tiene la inflación de alimentos internacional. Y no lo dicen solamente algunos diarios sino el mismísimo ente emisor.

Carlos Adrianzén, decano de la Facultad de Economía de la Universidad Peruana de Ciencias UPC, el 15 de agosto del presente año publicó un artículo en el diario El Comercio donde, recurriendo a lo señalado por Friedman, nos explica que la inflación que estamos viviendo tiene como sustento una gran emisión de dinero. Señala el economista que de julio del 2011 a junio del 2012 la autoridad monetaria compró dólares por un monto de $12,167 millones, lo que significó “inyectar liquidez en nuevos soles a un ritmo ocho veces mayor al crecimiento anualizado de la inflación local” en palabras textuales.  

Haciendo un poco de historia económica, Adrianzén nos dice que el Banco Central de Reserva no cumplió con la meta de inflación en el año 2008 donde ésta llegó casi al 7% en Lima y Callao, y 20% en provincias. La razón fue la exorbitante emisión de dinero como consecuencia de la compra de $16,000 millones lo que ocasionó que la liquidez en moneda nacional se expanda nada más ni nada menos la increíble cifra de 66.3%.

Al ver estos números solamente podemos intuir que los economistas encargados de la emisión de dinero deben haber desterrado de su mente a Milton Friedman o en su defecto han desaparecido sus publicaciones al mejor estilo de la quema de libros de Freud en la Alemania nazi. O es que han perdido la brújula y poco les importa unos puntos más de inflación.

El tema de fondo es que parte de la academia considera que la inflación puede tener como origen los costos económicos o un exceso de demanda agregada en relación a la producción potencial de la economía. Pero estos intelectuales no se preguntan ni se plantean la razón por la cual la demanda agregada aumenta más rápidamente que la oferta agregada y que la expansión de crédito vía exceso de emisión de dinero está expandiendo la demanda de muchos artículos, ya sean bienes finales o intermedios, lo que desencadena en precios inflados.

Adrianzén finalmente plantea que “si la inflación repunta mañana no culpemos a lo externo. Es entera responsabilidad del directorio del BCRP que en la segunda mitad de la década de 1980 se desprestigió por una emisión irresponsable.”

El Instituto Peruano de Economía IPE, publicó en su página web en agosto del 2012 un artículo donde explica que los precios internacionales de los alimentos básicos como es el caso del maíz, soya y trigo se han elevado considerablemente por haberse presentado grandes sequías en diferentes partes del orbe. Señala el documento que  esta inflación afectará a los mismos alimentos en el mercado local y también a sus derivados.

En el análisis, el IPE presenta un gráfico donde se puede ver la tendencia de la inflación de los alimentos utilizando el componente respectivo del IPC y la tendencia de la inflación de los alimentos a nivel mundial, utilizando un índice denominado: índice de la organización para la agricultura y la alimentación de las naciones unidas, FAO.

En el gráfico se puede observar que la tendencia de la inflación anualizada según el índice FAO tuvo intensos máximos y mínimos[2]. Por ejemplo, a inicios del 2008 se tuvo una máxima inflación de 60% y después de un año los precios disminuyeron fuertemente hasta convertirse en una deflación de -35%. Entre enero y marzo del 2010 se tuvo un pico de 25% y luego la inflación disminuyó a finales del primer semestre del mismo año hasta 10%.  En los primeros meses del año 2011 se presentó otro pico de 40%  para luego caer hasta  -10% a inicios del presente año. Al momento de escribir estas líneas, la inflación se está acelerando.

Sin embargo, los cambios en la inflación local no fueron tan acentuados como la inflación de alimentos internacional. Según el IPE, el impacto de la segunda en la primera tuvo un retraso de ocho meses y el pico de la inflación local fue un sexto de la inflación según el índice FAO.

A modo de conclusión, nuestra economía está atravesando un proceso inflacionario desde hace muchos meses que ahora mismo está coincidiendo  con la inflación internacional de alimentos, no siendo esta última la verdadera causa de que la mayoría de nuestros alimentos, por no decirlo casi todos,  están siendo inflados en sus respectivos precios. La inflación siempre y en cualquier lugar del mundo sigue siendo un fenómeno monetario.
    




[1] Desborde inflacionario: un fantasma recorre nuestros hogares, publicado 22 de mayo 2011; Lejos de la meta explícita de inflación: 2011 publicado el 29 de marzo del 2012.
[2] Los datos de la inflación son aproximaciones deducidas visualmente del gráfico de tendencia de la inflación internacional de los alimentos siguiendo al índice FAO.

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