3 jul 2013

Sobre si la universidad debe ser vista como un negocio

Jorge Secada, profesor de filosofía de la Universidad de Virginia, publicó un artículo en el diario 16 de la ciudad de Lima, el día 29 de junio del 2013, sobre el proyecto de ley universitaria que está debatiéndose actualmente.

Una de las ideas más interesantes es la diferenciación entre dos tipos de universidades y que justamente el proyecto de ley universitaria no considera: aquellas que tiene como objetivo la generación de conocimiento haciendo partícipe a los profesores y alumnos, llamada por el autor universidades verdaderas, y la otra, que está concentrada más en generar utilidades contables, denominada negocio universitario.  En estos dos temas nos concentraremos por ahora.

El autor nos dice que la calidad educativa de la mayoría de las universidades peruanas es pésima, término quizás un poco drástico, por no decir menos. El planteamiento del  profesor Secada es que toda universidad donde sus líderes actúen y conduzcan a ésta como un negocio nunca podrá ser buena. Para poder profundizar en este planteamiento y para que usted amigo lector también pueda sacar sus propias conclusiones reproducimos tres párrafos:

1.- “Los negocios universitarios son negocios. Es decir, su finalidad única es hacer dinero. Hacen dinero vendiendo servicios educativos. Hay diferencias de calidad  entre estos negocios y sus productos, como en cualquier negocio pero todos son iguales en cuanto que todos son negocios. Si no hacen dinero, si sus costos son mayores que lo que pagan quienes les compran sus servicios, van a cerrar…….van a buscar maximizar sus utilidades”

2.- “Las otras universidades, las asociaciones sin fines de lucro, buscan otra cosa, cultivar la vida del intelecto. Ese es su propósito fundamental, al punto que invierte en negocios, para generar dineros y subsidiarse. Estas universidades son depositarias y productoras de alta cultura. Sus funciones docentes no pueden desligarse de éste, su papel fundamental. Las verdaderas universidades educan  asimilando al estudiante  al proceso creativo. En ellas se despliega libremente la vida del espíritu. Son nuestra conciencia crítica. Sin ellas nos empobrecemos todos…….”

3.-“Los negocios les pagan a sus profesores por hablar frente a una clase, generalmente por las horas que hayan dictado. Las verdaderas universidades los albergan, les conceden contratos sin término y les pagan por pensar y crear, por articular y desarrollar ideas, por imaginar hipótesis, formularlas y concebir las maneras en que se pueden refutar o verificar. En una se enseña impartiendo conocimiento aprendidos de un libro escrito por otros. En las otras viven y enseñan quienes han escritos libros”.

Retornando al análisis, en el primer párrafo el autor define un tipo de universidad que solamente tiene como objetivo la creación de dinero o las utilidades contables. Si recurrimos a la ciencia económica, el objetivo de los empresarios es obtener ganancias económicas, sin embargo para lograr tal fin tendrá que competir de tal manera de convencer a la gente que consuman su producto, lo que implica un esfuerzo empresarial por satisfacer cierta necesidad insatisfecha de los individuos.

En esto influye mucho la calidad del producto y no solamente el precio como suele hacerse. En otras palabras, el asunto empresarial no acaba con el deseo de hacer dinero, sino, de ofrecer a las personas bienes o servicios de tal manera que éstos deseen nuevamente consumirlos en medio de una competencia. Ésta es  la condición para que los mercados se desarrollen normalmente.

Ahora bien, ¿se puede aplicar todo esto a la universidad privada que tiene un dueño que es un capitalista? La respuesta es sí.  Obviamente que algunas universidades sí se esfuerzan por mantener un buen nivel académico, pero desafortunadamente otras no lo hacen y al final dan la imagen que todas las universidades privadas son vista solamente como un negocio dejando de lado la razón de ser que es la educación. Así, su producto no será bueno y esto será reconocido en el mercado de trabajo.

Quizás el dueño haga mucho dinero y la universidad tenga muchos alumnos y grandes campus universitarios, pero también es posible que esté lejos de lograr cierto  prestigio académico. Todo esto se verá reflejado en la percepción que tienen las grandes empresas sobre los jóvenes recién graduados.

Secada seguramente se está refiriendo a este tipo de institución que se caracteriza por tener una gran cantidad de alumnos y de profesores contratados por horas, muy poca o casi nada de investigación por parte de su reducida planta académica, si es que existe, estandarización en la enseñanza sin libertad de cátedra, poca exigencia académica y otros atributos más.

Como bien sabemos, en una economía de libre mercado tenemos libertad para elegir pero también existe la posibilidad que seamos engañados inclusive estafados. Es por tal motivo que la comunidad debe estar bien informada sobre la calidad educativa de cada una de las universidades donde desean que sus hijos se formen. La información existe pero muchas veces no está al alcance de toda la gente.

Es necesario difundir las encuestas que se publican relacionadas a determinadas carreras. Por ejemplo, la universidad Ricardo Palma no figura como la mejor sin embargo su facultad de arquitectura destaca sobre el resto liderando el índice de empleabilidad desde hace varias décadas.  Igual sucede con la medicina humana en universidades como San Marcos y la Científica del Sur, por no citar otras facultades. Éstas luchan por ganar prestigio compitiendo con otras tratando de convencer a la sociedad que son las mejores en su especialidad o que tienen muy buen nivel académico. Las que no lo hacen se quedan rezagadas.

En cuanto al segundo párrafo, existen universidades cuyo objetivo es la generación de conocimiento. Esto es ideal y se presenta en algunas empresas privadas donde se investiga para obtener nuevos productos y ganarle a la competencia. Estas personas deberán tener resuelto su problema económico para que puedan tener el tiempo y la  tranquilidad necesaria para ser creativos.

Tomemos otro ejemplo, me refiero a las universidades nacionales. Es conocido que los profesores de carrera no tienen unas remuneraciones adecuadas y esto se sabe por las huelgas que han venido realizando en los últimos años. Luego, aun teniendo las condiciones para ser una verdadera universidad  no lo pueden ser por la sencilla razón que no cuenta con los recursos mínimos. En tal sentido, ninguna institución educativa está exenta del problema económico: tarifas que deben cobrar a sus alumnos, remuneraciones de sus profesores, preferencias de la gente, competencia. Luego, podríamos decir que la verdadera universidad también se desenvuelve como una empresa o negocio por muy altruista que sea.  

El tercer párrafo se relaciona con el trato que algunas universidades le dan a sus profesores; mientras que en algunas éstos son considerados piezas de un engranaje y trabajan por horas, en otras, son el alma de la universidad en el sentido que tienen contacto directo con los alumnos, educándolos, formándolos y creando una relación intelectual profesor alumno con la única finalidad que éstos desarrollen sus máximas capacidades intelectuales. En el primer tipo de universidad, los profesores enseñan en varias universidades y no profundizan en sus materias, en las otras, están a dedicación exclusiva y se especializan.

Me parece que las universidades que solamente se han enfocado en las utilidades contables y que han dejado de lado la generación de conocimiento deben aprender de las otras universidades que sí lo hacen. Lo más importante debe ser la formación del alumno no solamente como profesional sino como persona. No olvidemos que el verdadero cliente es la sociedad, y el producto es el alumno graduado.

Toda institución educativa sea privada, estatal o asociación sin fines de lucro, necesita comportarse como una empresa o negocio por la sencilla razón que no puede desligarse del factor económico y de gestión. Sin embargo deben definir su objetivo académico y tener un mínimo de calidad educativa. Cómo nos enseñó Abraham Lincoln “no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo”. Tarde o temprano se sabrá si una universidad cumple con formar bien a sus alumnos. El mercado nos dará la información al respecto.

Si solamente se busca maximizar las ganancias tendrán que expandir su capacidad instalada, tener más alumnos, una mayor cantidad de profesores y volverán más complejo el proceso educativo bajo el riesgo que sean víctimas de los rendimientos decrecientes de escala.

Así, el afán de lucro hace que la educación se vuelva masiva y  nada individualizada y disminuya la calidad educativa. En todo caso, una universidad debe tener un tamaño óptimo de planta, como nos enseña la microeconomía. Este tema es muy debatible y requiere una seria investigación con la única finalidad que la población no sea sorprendida.

Con la única finalidad de contribuir en el tema, planteo algunos índices de tal manera que permita una comparación entre universidades, facultades y correlacionarlos con la calidad educativa: cantidad de profesores por horas entre cantidad de profesores a tiempo completo;  cantidad de profesores con doctorado entre cantidad de profesores sin doctorado; número de universidades que enseñan los profesores contratados por horas; cantidad de  horas de enseñanza de los profesores contratados por horas entre la cantidad de horas de enseñanza de los profesores a tiempo completo.



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