31 oct 2012

Visión económica de corto y largo plazo


Las escuelas de economía se diferencian, entre muchos aspectos, en la visión temporal con la cual enfocan los procesos económicos. Como ejemplo tomemos dos tipos de escuelas, una liberal, la austriaca, y otra menos liberal y concentrada en la intervención del gobierno en la economía, la keynesiana[1].  

En esta última, la actividad económica depende del consumo de las familias y de la inversión de las empresas en bienes de capital incluyendo al gobierno e instituciones del Estado.  La suma del consumo e inversión forman lo que se conoce como la demanda agregada.

Se piensa, bajo esta concepción económica, que el gobierno tiene la llave maestra para estimular la actividad económica. En tal sentido, cada vez que se incrementa el gasto público, se expande el producto bruto interno. Esta lógica se inspira en el principio de la demanda efectiva de la teoría general de Keynes, que en términos generales consiste en que la demanda agregada es la que define la producción agregada.

Este enfoque no visualiza las diferentes etapas por la que pasan los bienes intermedios para convertirse en un bien de consumo o de capital dado que su atención está en los bienes finales.

La escuela austriaca tiene otra concepción de los procesos económicos. Una gran diferencia es que dan por descontado que las variaciones de la demanda, a nivel microeconómico, influye en la producción de las empresas en el corto plazo. Parten de la premisa que los mercados tendrán oscilaciones pero que tienden al equilibrio.

Es por tal motivo que en su teorización no contemplan que una variación del gasto del gobierno estimula la demanda agregada porque para ellos esta variable simplemente no es relevante. El razonamiento no es agregado, muy por el contrario, es a nivel mercados e individuos.

Cuando el gobierno aplica una política contracíclica[2], muy en boga en los círculos académicos y políticos, los liberales se preguntan, ¿qué mercados están siendo estimulados?, ¿qué artículos son los que se ven beneficiados como consecuencia del mayor gasto del gobierno?, ¿acaso se expande la demanda de todos los bienes de la economía?, ¿se genera trabajo en todos los mercados?[3], ¿serán eficientes las inversiones que se están efectuando?

Hayek[4] explica la estructura de la producción donde señala la importancia de considerar todos los procesos de transformación de los bienes intermedios hasta convertirse en un bien final. En adición planteó como una política económica interventora, como por ejemplo una expansión monetaria con una disminución artificial de la tasa de interés, distorsiona los mercados y trae como consecuencia que en el mediano y largo plazo la economía no cuente con los recursos que le permita expandir la oferta de bienes de consumo. Para tal fin, utilizó lo que hoy en día se ha convertido en un instrumento analítico de los economistas de la escuela austriaca, conocido como el “triángulo hayekiano”. En esta figura se visualiza las diferentes etapas donde se van transformando los bienes intermedios hasta que se convierten en un bien final. En adición se observa como los bienes intermedios adquieren más valor económico a lo largo de la cadena de producción[5] hasta llegar a la etapa final.

Lo sorprendente de esta explicación es que el gasto total que se efectúa en los procesos anteriores al del bien final es mayor al relacionado a los bienes de consumo y duraderos. Luego, el producto bruto interno no refleja toda la actividad económica[6].

Siguiendo a Hayek, cada bien final que se vende en el mercado ha consumido tiempo. Por tanto la producción de bienes finales no es instantánea, pues, hay toda una cadena de producción secuencial. No tiene sentido económico concentrarse solamente en la última etapa de la producción como si fuera la más importante o quizás la única.

Otro aspecto interesante es que en cada etapa de producción existen mercados donde se efectúan pagos a los factores productivos (tierra, mano de obra y capital) y se obtienen ganancias empresariales.  Los capitalistas estarán atentos para saber en qué etapa de la producción se originan las mayores ganancias. Si la diferencia en éstas es considerable, entonces éstos invertirán allí donde se gane más.

Luego habrá desplazamientos de mano de obra y recursos económicos hacia las etapas de producción con mayores salarios y ganancias. Cuando las inversiones se reorientan a las primeras etapas de la producción, entonces la cadena de producción se vuelve más tecnificada. El resultado será que en el mediano y largo plazo, la sociedad tendrá a su disposición una mayor cantidad de bienes de consumo. Se sacrifica consumo presente por un mayor consumo futuro. La estructura de capital varía con la gran ventaja que los factores productivos se tornan más productivos dado el mayor stock de bienes de capital.

Comparando las dos escuelas antes mencionadas, la keynesiana tiene una visión de corto plazo mientras que la escuela austriaca visualiza el mediano y largo plazo. La primera se concentra en la producción de los bienes de consumo, la segunda analiza las diferentes etapas de la producción dando importancia inclusive a las más alejadas de los bienes finales.

El resultado de una política económica inspirada en el keynesianismo será que las inversiones se concentrarán en las últimas etapas de la producción dado que la demanda de estos bienes está siendo estimulada. La consecuencia es que la producción se vuelva más intensa en bienes de consumo y menos intensa en procesos productivos más tecnificados.

Mientras que el enfoque keynesiano plantea que se debe consumir y gastar más para reactivar la demanda agregada (corto plazo), el enfoque austriaco plantea que la sociedad podrá consumir más en el futuro siempre y cuando hoy ahorre e  invierta más en procesos alejados del consumo (largo plazo)[7].

Si el gobierno estimula la demanda agregada entonces los recursos se reorientarán hacia bienes finales dado que se vuelven más rentables producirlos y venderlos. La consecuencia es que en el corto plazo la sociedad tendrá más bienes finales (menos ahorro) pero en el mediano y largo plazo, no dispondrá de una mayor cantidad y variedad de artículos para satisfacer las necesidades crecientes de la sociedad.



[1] Mainstream es el pensamiento económico y teorías que predomina en la academia y en la política económica. La escuela keynesiana es parte del mainstream en una gran intensidad.
[2] Cuando la actividad económica disminuye (aumenta) y la producción bruta interna es menor (mayor) que la producción bruta interna potencial, la política fiscal se torna expansiva (contractiva), vale decir, la tasa de crecimiento del gasto público aumenta (disminuye). El término potencial se refiere al crecimiento normal o tendencial de la economía. Por tanto una política contracíclica se inspira en la existencia de esta variable que al final de cuentas es un cálculo estadístico.
[3] En estas preguntas no se considera el tema financiero, dado que una buena pregunta sería la siguiente, ¿cómo financia el  gobierno el déficit fiscal?
[4] Fuente: Precios y producción, 1996, Ediciones AOSTA, Madrid. La  publicación de este libro fue en 1931, cinco años antes de la Teoría General de la Ocupación, el Interés y el Dinero de John Maynard Keynes. En dicha década existió un gran debate entre ambos notables economistas, que aunque parezca increible, sigue vigente.
[5] Esta cadena de producción se puede sintetizar  en los siguientes procesos: obtención del recurso, producción o transformación, distribución y consumo. Es en la etapa de producción donde los procesos se pueden volver más tecnificados y productivos.
[6] En los textos de economía se plantea que no se consideran los bienes intermedios en la estimación del PBI para evitar la doble contabilidad. Sin embargo, en las diferentes etapas se efectúan una serie de pagos entre empresas como es el caso de salarios y factores productivos; en adición se forman ganancias empresariales. Todos estos gastos son mayores que el gasto en bienes finales (PBI). Basarse solamente en el PBI como indicador de la actividad económica es dejar de lado toda la actividad económica previa a la producción  de bienes finales.  
[7] Hayek definió a la economía keynesiana como la economía de la recesión.

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