De
ser así, en el futuro habría muchos conflictos entre las universidades y los
colegios profesionales y las autoridades estatales que exigen un nivel
determinado de conocimiento para poder ejercer cierta profesión.
Para
muestra un botón. Me refiero al colegio médico. Por decir, una persona que
quiere ser un profesional de la medicina no podrá escoger los cursos que se le
antojen y ejercer la profesión de médico habiendo estudiado lo que le parece
conveniente porque ninguna universidad le dará el título que él tanto anhela. Tendrá
que aceptar las exigencias de la institución educativa la misma que se esfuerza
por ganar un prestigio en la sociedad. Realmente ésta es la única fuente de
confianza que podemos tener al menos en una primera instancia porque en el
tiempo, entra a tallar las características de la persona y su profesionalismo.
Uno
de los grandes cambios que se avecinan es que las clases virtuales irán
reemplazando poco a poco, aunque no totalmente, a las presenciales. Y
esto traerá como consecuencia que una gran masa de personas comience a acceder
a este tipo de educación. Esto rompería el paradigma que dominó la educación durante
décadas en el sentido de que solamente algunos tenían la oportunidad de
estudiar cursos en las universidades de prestigio.
En
base a investigaciones se determinó que la enseñanza presencial cuando es
compartida con la tecnología de internet, se vuelve mucho más productiva en el
sentido que los alumnos aprenden un tema en un menor tiempo.
Esto
último demuestra que ambos tipos de educación pueden coexistir en el sentido que una clase en vivo nunca
podrá ser reemplazada por una virtual, que la información no es lo mismo que el
conocimiento, que el auto acceso no es igual que la autodidáctica ni a la
función de la enseñanza.
La
pregunta que me formulo es: ¿acaso la clase virtual reemplazará a la clase
presencial?, ¿son los instrumentos informáticos más eficaces que la
comunicación directa entre profesor y alumno?, ¿los alumnos pueden diseñar su
propia carrera?
Veamos
estos puntos. A mi modo de ver, la clase virtual no reemplazará a la presencial, ni las técnicas informáticas sustituirán al diálogo profesor
alumno, más bien, las complementará aumentando la productividad del proceso de
la enseñanza, cómo reconoce el mismo autor.
Los
cursos on line abiertos permitirá que alumnos que estén en diferentes regiones
del territorio nacional tengan la oportunidad de ser educados siguiendo cursos
en universidades de muy buen nivel, incluyendo instituciones nacionales e
internacionales. Este es un aspecto muy positivo.
Ante
esta situación instituciones educativas peruanas empezarán a tener alianzas
estratégicas con instituciones extranjeras, o inclusive, universidades de élite
pondrán oficinas en muchas ciudades del mundo y de ahí promocionarán cursos on
line abiertos sin necesidad que los interesados tengan que viajar al
extranjero.
En
cuanto a la última pregunta relacionada a si los alumnos puede diseñar su
propia carrera, me parece que esto está lejos de llevarse a cabo, pues, las
carreras responderán a un perfil profesional debidamente investigado y aprobado
por expertos en la materia. Lo que sí me parece viable es que una proporción de cursos sean obligatorios y otros selectivos incluyendo algunos presenciales y otros virtuales, y que algunos sobre todo los virtuales puedan ser llevados por los alumnos en otras universidades y que sean reconocidas por la institución donde se graduará éste.
Por
ejemplo, situándonos en Perú, un alumno está estudiando en la ciudad de Iquitos
la carrera de economía y el curso de macroeconomía, y desea llevar éste en una
universidad de la ciudad de Lima porque está interesado en un profesor que ha
publicado un excelente libro al respecto, sabiendo de antemano el nivel y la
exigencia del mismo.
Una
vez aprobado el curso on line con todas
las exigencias del caso, la universidad de Iquitos lo reconoce como parte de
la formación del alumno. Sin embargo el
aspecto comercial podría ser una barrera teniendo en consideración que muchas
universidades dejarían de recibir ingresos dado que los alumnos siguen cursos
en otras universidades. Justamente esto generaría competencia y son los alumnos
los que no solamente escogen a la universidad sino los cursos que se pueden
seguir en el mercado. Y los profesores estaría incentivados a publicar y a dar
mejores cursos.
Ahora
bien, lo que se observa en el Perú es que muchas universidades ofrecen una
educación masiva, llenando las aulas con 50 alumnos, y contando con grandes
campus o edificios dejando de lado la calidad de la enseñanza individualizada. Esto
trae como consecuencias que estas instituciones prioricen el aspecto monetario
a la calidad educativa y que los alumnos le den más importancia al título que
al aprendizaje. Entonces se genera una especie de “desapalancamiento educativo
en la sociedad”, en el sentido que todos pierden, porque como bien sabemos es el mercado, a través de la
percepción de las empresas, el que finalmente
valora al egresado, su actitud y aptitud como persona más allá de su
preparación técnica. Esto retroalimenta a la universidad e influye en su
respectivo prestigio.
Supongamos
que las universidades que se caracterizan por brindar una educación masiva optan
por dar cursos on line abiertos a diestra y siniestra. ¿Mejorará la educación? Pienso
que no.
El
tema no es si la revolución informática nos beneficie o no, pues, el problema
de fondo, al menos en nuestro país, es la calidad de la educación. En esto
debemos estar concentrados todos aquellos que estamos relacionados a la enseñanza. Tendremos que aceptar los
cambios que se vienen, a manejar los instrumentos pero nunca dejar de lado que
un profesor debe ser un líder en su campo: incentivar a los alumnos a aprender
cada día más.
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